El dilema de lo público y gratuito

El espacio de este blog se ha ido convirtiendo en un punto de reflexión, íntima pero al mismo tiempo relativamente pública, sobre ciertos puntos de inflexión de mis años recientes y en los que, vistos en perspectiva y como la trama de un tapiz, voy percibiendo un diseño en el que me reconozco.

Poco a poco y a medida que la edad avanza, se configura algo cercano a eso que llamamos Destino en sus múltiples acepciones, y que no sé si puede ser asociable a la identidad, pero sí al mundo del anhelo infantil. Aquella instancia cronológica en la que en tantas cosas pareciera ya prefigurarse mandálicamente todo lo que será, quizás porque uno ya lo sabía. O lo intuía. O sencillamente lo era. Y de ahí el deseo y la urgencia en las acciones, a veces ciegas, y las múltiples complicidades de la vida, de las oportunidades, de los supuestos errores y del hipotético azar.

 

Todo junto

Recientemente decidí dar mayor difusión a todo aquello que, de mi producción personal escrita, sonora y audiovisual realizada desde 1979, pudiera estar accesible en forma gratuita en la red. Para ello concentré en un lugar de mi sitio web (AQUÍ) links para acceder directamente a más de 100 horas de video, más de 400 horas de audio y más de 2.000 páginas de texto con creaciones artísticas mías e investigación personal y reflexión y divulgación didáctica de contenidos filosóficos, sociológicos, técnicos y lingüísticos principalmente asociados a la astrología y a la cultura griega.

Ambas, la astrología y lo griego, vendrían a ser la punta de un iceberg mucho mayor al que denominaría simplemente “cultura”, un universo semiótico antropológico que incluye miríadas de cosas que considero objetivamente valiosas (y no me refiero a mi producción en sí, sino a lo que ésta indica, aquello que señala y connota), y de ahí naturalmente las ganas de su difusión. Cuando no una cierta sensación de obligación.

No es nada inusual en mí: desde hace cuatro décadas trabajo sin pausa para ganar mi sustento diario y de esta manera poder dedicar gran parte del resto de mi tiempo cotidiano a cultivar paralelamente y en forma gratuita las cosas que más me gustan y valoro, honrando el afán que me nació siempre naturalmente de compartirlas.

No es un secreto que en la Universidad de Buenos Aires trabajo para ello  intensivamente ad honorem desde 2007 (un académico estadounidense dedicó al –para él– extraño fenómeno un artículo en su universidad), y desde antes todavía en otros ámbitos afines. Y mucho más atrás en el tiempo, en el mundo de la astrología, sobre todo en una entidad que luego ayudé a convertir y sostener como fundación sin fines de lucro y en donde, más allá de la legítima tarea remunerada, dedicaba una cantidad añadida de horas y esfuerzos ciclópeos, casi sobrehumanos, a mejorar los vínculos institucionales y la estructura con el fin de optimizar su tarea formativa y de investigación y difusión en el área, temas a los que dediqué en privado décadas de estudio y esfuerzo insomne. Un esfuerzo económicamente no remunerado que continúo llevando adelante y volcando en artículos y videos públicos y gratuitos en la web.

Pero mucho más atrás todavía en el tiempo le dediqué y dedico todavía esa misma energía obsesiva al arte y a la indagación cultural filosófica, social y científica: innúmeros días y recursos personales, decenas de horas reloj semanales a veces concentradas casi en exclusiva a esa labor, que después tomó forma tangible en obras de teatro, películas, programas de radio y escritos con los que rara vez busqué ganar un centavo; más bien al contrario, yo fui quien las respaldó monetariamente desde mi bolsillo. No voy a pecar de ingratitud, pero hubo mucha más transpiración que regalo; a lo sumo, el del don que me regaló la Divinidad de darme esa voluntad y capacidad de persistencia.

Quien haya llegado hasta aquí y no le haya fastidiado este sospechoso autopanegírico sobre mis supuestas heroicas contribuciones a la comunidad (que objetivamente fueron muchas, tangibles y muy valiosas) y sobre mis monumentales esfuerzos sostenidos y monetariamente desinteresados de alzar la vara en temas de interés al punto del sacrificio, cuando no de una autoinmolación típicamente bipolar, quizás se haya preguntado: ¿pero qué bicho le picó a este tipo? ¿Qué le pasa? ¿Tan viejo y con esas inseguridades de púber adolescente? ¿Tanto necesita del reconocimiento que tiene que pregonarlo él mismo? ¿Qué miserias más profundas esconde esta soberbia de querer venderse como santo? Etc.

Pero es que no. Desde hace décadas me atenaza la duda (cuando no la certeza), de que todo esto que dije que hago, todo, todo esto, está mal. Todo. Como decía Pasolini en algún momento final de su vida, que “Me equivoqué en todo”. Y así y todo no puedo igualmente dejar de sentir que debe ser hecho. Y de hecho no puedo dejar de hacerlo. Lo que es un dilema. Uno obvio. Hoy más álgido que nunca, y ante el cual, al igual que Arjuna en el Bhagavad-gita, no puedo permanecer inerte.

 

El dilema

Muy temprano me topé con la problemática de la gratuidad o no de las cosas en general, el libre acceso o no a ellas y su estatuto público o más privado, sobre todo de las valiosas. Y qué hacer al respecto.

Me había impactado fuertemente un concepto del maestro espiritual Gurdjieff, que decía que el conocimiento tiene una materialidad finita y que por ello no podía (y por consiguiente, no debía) compartirse indiscriminadamente, ya que esa materia finita se diluye y se desvirtúa. Y que si alguien topa con algo valioso recibiéndolo de manos de alguien que no le da valor (que es una de las lecturas que en nuestra sociedad tiene la gratuidad), naturalmente lo desvaloriza, lo devalúa y degrada, haciendo un daño no sólo a la cosa en sí, pero también a dicho receptor, que en forma casi inadvertida estaría siendo partícipe activo de un sacrilegio o de un linchamiento, en donde la víctima sería, antes que nada, el valor de la cosa en sí, ese lugar en donde radica parcialmente su identidad y su eventual función positiva y, desde ahí, al fin y al cabo, el sentido de su accesibilidad.

El concepto de “esoterismo” de la escuela de Pitágoras aludido por Aristóteles, las enseñanzas no escritas de Platón y el voto de silencio de las iniciaciones mistéricas van a ser la matriz del desarrollo del Hermetismo y otros esoterismos y filosofías paralelas, usualmente en los márgenes de las historias oficiales y pregnando tantas cosas tan caras para muchos de nosotros. Desde la prevención de las perlas para los cerdos del Evangelio a la pérdida del aura de Benjamin hay un hilo conductor que ya parte de una paradoja. Porque, ¿qué más público, publicitado y difusor que la Buena Nueva Para Todos de las Religiones del Libro (el judaísmo, el cristianismo, el islamismo, el marxismo)? O del mensaje del Buda, o la reproducción serial industrial, metastasiada en lo digital y lo virtual, cada vez más accesible pero al mismo tiempo inasible por estar neutralizada en los altoparlantes del ruido blanco del aluvión de señales?

Umberto Eco, que suele caerme sistemáticamente simpático, en 1964 hacía una defensa lúcida y ponderada de los dos polos de las consecuencias de la cultura de masas, a los que llamó los “Apocalípticos” y los “Integrados”, poniendo un particular énfasis positivo en los últimos, aquellos que producen siguiendo la corriente de la masificación, pese a los peligros del mercantilismo, la manipulación ideológica y la banalización del entretenimiento que ello supone. Pero poco antes de morir, lanzó en una entrevista de junio de 2015 la bomba de que “El drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad”: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas”.

Lo griego vaya y pase, porque tiene sus bemoles y todavía hay ciertos mecanismos institucionales. Pero la otra punta del iceberg, la de la astrología, está experimentando este fenómeno en forma mayúscula e hipertrofiada, con todo el brillo de una Súper Nova. Y todo lo que esta imagen implica.

La eterna disyuntiva entre elitismo y populismo, entre secresía para unos pocos elegidos para resguardo del valor y la calidad, y vulgarización a través de la divulgación masiva, con su posible degradación. Y también, aunque de otro modo, entre Bhakti Yoga y Karma Yoga. ¿Pero hay, Arjuna, verdaderamente una disyuntiva, una “elección”?

 

Elecciones

Estoy atravesado por el concepto, naturalizado en mi país y que comparto, de la educación pública y gratuita. Los ideales franceses del iluminismo y luego de la revolución francesa y la democracia liberal subsumidos en esa ley de educación común, gratuita y obligatoria que el gran presidente argentino Julio A. Roca promulgó en 1884 y de la que fui beneficiario en las gestas inclusivas del Teatro Colón o de la Universidad de Buenos Aires, en donde deliberadamente elegí formarme y hoy sigo trabajando.

Pero también me sigue acosando el eco de las palabras de un decano de otro establecimiento, que me decía que las universidades habían traicionado su sentido original y que se habían convertido en meros centros apenas formativos expendedores de titulos: adiós a la investigación real, y por extensión a la búsqueda de excelencia en la prosecución del saber compartido. La meritocracia se convirtió en mala palabra.

Y ni que hablar del proselitismo político, la partidización, el adoctrinamiento y la catequización en tal o cual línea convenientemente hegemónica que promueven desde el monopolio estatal estos espacios educativos públicos y gratuitos: desde las idioteces repulsivas del Paka Paka y los conocidos libros de lectura infantil de los populismos a les reiterades rimbombantes comunicades (sic) autoritarios y nazistoides de las actuales conducciones, que por miedo y conveniencia nadie objeta.

Pero el facilismo y la demagogia también permean las instituciones educativas privadas aranceladas: el negocio del titulito, la degradación y distorsión prostituida y mercenaria de los contenidos, la priorización de la “utilidad” de éstos por sobre la verdad, incluso si son falsos, o hasta abiertas mentiras. La invasión de los idiotas de Eco nutre la proliferación de los hijos de la mala madre, de los cínicos vendedores de humo que convirtieron los sanos y legítimos dispositivos académicos de control, que buscaban proteger la verdad y la parresía, en camarillas de tránsfugas, mafias corporativistas, capitalismo de amigos con entrada libre y luego no tan gratuita.

 

La ola

El “conocimiento para todos” de las redes es una bendición por la inclusión, la pluralidad, la polifonía, la accesibilidad instantánea sin discriminación. Como todo don de los dioses, al mismo tiempo y por todo eso, también es una maldición, en cuanto promueve lo peor de todo lo dicho más arriba (aunque, Ladran Sancho, al menos uno se entera más rápido de más cosas (antes de la era de las redes, me iba enterando a cuentagotas, y a veces con años de demora, de la punta del ovillo calumnias y difamaciones sistemáticas de quienes querían usurpar mi lugar cuando ocupé ciertos roles institucionales para hacer aquello en lo que creía y que gracias a la Vida en gran medida logré: hoy toda esa maledicencia se ve más rápido).

Porque la consciencia subliminal de la levedad y falta de digestión de los jirones y ráfagas de conocimiento devenidos en frasecitas hechas y sloganes desarticulados producen una compensación inevitable, que es la de la simplificación, la reducción, el fundamentalismo autoritario, talibánico y sectario del pensamiento único que se presenta como verdad única y taxativa, demonizando todo “eso otro”, el enemigo (del propio negocio, del propio kiosquito del Ego y de los cursillos que venden esa verdad). La Guerra Santa de las Almas Nobles atrincheradas en su supuesta superioridad moral, y que de santa no tiene nada: pura impostura, bandera y barniz para el negocio, como lo fueron todas las guerras santas históricas. Veo ataques fundamentalistas, muy cobardes e idénticos al linchamiento, por parte de la Buena Nueva de la Astrología Tradicional o Clásica (sea eso lo que sea, cuando se la distorsiona presentándola como un pensamiento homogéneo, consistente y sin contradicciones o multiplicidad de voces internas), la nueva ola de los exaltados precariamente informados que tanto se parecen a las juventudes hitlerianas.

Y su contracara, el negativo, las otras Almas Bellas: los Nuevos Evolucionistas y el Evangelio de la astrología kármica y humanística llevadas a sus consecuencias más oscurantistas, las de un subjetivismo solipsista, de religión sectaria y snob (con toda la cruel frivolidad del esnobismo), gurúes con aspecto de publicidades de pasta dentífrica que promueven el presentarse como astrólogos (aunque con conocimientos mínimos de astrología) que funcionan como terapeutas  (aunque con formación habitualmente nula en terapia) y videntes infalibles de lo invisible (tu interior, tu pasado actual y prenatal), aunque la tensión de sus afirmaciones haga tan evidente que en su empeño los ciega la codicia y los anteojos oscuros de su propio ego. Y a quienes también veo apedrear al tonto o al hereje que no piense igual (yo mismo fui más de una vez lapidado por ellos y por los neotradicionalistas, amparados por las sombras y convenientemente protegidos con pasamontañas: un tema a resolver entre ellos y su alma, que no me compete).

Los exaltados en cuestión proliferan cada vez más, porque público hay para todo, y sobre todo porque lo simple, lo fácil e inmediato “vende”, especialmente si se presenta con una pátina de intensidad y como “la única verdad” (muy profunda, además, oh Alma Superior la tuya, comprador, la de Narciso contemplándose en el estanque, presto a ahogarse). Y las editoriales y las instituciones educativas, sea en el área pública o privada, han decidido claudicar y  seguir la corriente: la ola, con todo lo que va destruyendo en el camino. “Integrados”.

 

Por qué

En algún lugar de mi sitio web escribí hace mucho y luego reproduje en algún libro mío: “No hago lo que hago por placer, ni para expresarme o ser querido. Tampoco por ambición, por convicción o por los demás, ni siquiera por elección o por necesidad: todos subproductos de una pulsión fastidiosa, de un vicio. Lo hago porque no puedo dejar de hacerlo.”

No sé todavía si me equivoqué o no en todo, pero sigue resonando en mí una frase de Gurdjieff y que hace décadas sentí que reflejaba mi vivencia como docente: “Sólo hay que responder las preguntas que duelen”.

Me corrí hace años del espacio público institucional y mediático porque es parte constitutiva de una sociedad que está pasando una crisis colectiva de salud, y por ello mismo no puede evitar ese mismo espacio estar igualmente enfermo (o peor) y ensañarse con los anticuerpos que buscan defender la vida. Mi solución parcial ante la corrupción generalizada fue la de apostar a una convocatoria más íntima, a un camino iniciático interpersonal en línea con la autogestión educativa de Carl Rogers y con la noción oriental de alumno calificado. Y a riesgo de ser una voz en el desierto, al llamado y acompañamiento ocasional de quien hace el camino del autodidacta. Cada vez tiendo más a pensar, como Asimov, que “La educación autodidacta es el único tipo de educación que existe”. Con las redes, no quepa duda: arrasaron por contagio con lo valioso que había en las instituciones y editoriales de otrora, y al menos a cambio dan ahora una experiencia única e inédita de oportunidad para quien quiere hacer el esfuerzo de saber.

Gurdjieff decía una verdad muy simple, casi pueril de tan evidente: “Hay que aprender de los que saben”. Toda mi vida busqué a los que saben, y encontré a muchísimos guías. Muchísimos. Y maravillosos. Entrañables. La lista es enorme y merecería ser hecha en algún momento y en otro lugar. E intenté en mi camino garantizar la circulación y fortalecimiento de esos saberes, de lo valioso conocido y a ser todavía descubierto, convocando a otros buscadores de la verdad para generar esa masa crítica suficiente que generara un centro magnético eficaz desde los lugares adecuados.

Quizás llegó a suceder, pero aparentemente somos máquinas de gasoil o petróleo todavía no preparadas para esa nafta o gasolina refinada que es la astrología, y la estructura implosionó: hoy quedó en su lugar sólo una estrella enana negra que atrae desde las débiles radiaciones de su antiguo brillo a incautos o ambiciosos, una guarida de malandros que cínicamente saben que no saben pero facturan.

 

La siembra

También decía Gurdjieff que el verdadero conocimiento, sobre todo el relacionado con la autotransformación y el desarrollo espiritual, no podía simplemente entregarse o recibirse pasivamente: había que ganarlo y asimilarlo activamente mediante esfuerzo y la lucha personal, enfatizando la responsabilidad del individuo en la búsqueda del autoconocimiento. Porque ciertos conocimientos esotéricos son demasiado poderosos para personas no preparadas, y un uso indebido o precipitado podría provocar daños u obstaculizar un progreso genuino. Como el pitagorismo, el hermetismo o el esoterismo en general (aunque no precisamente la New Age), veía que esos conocimientos podían ser fácilmente malinterpretados y mal usados, de ahí el lenguaje oscuro, las metáforas y las contradicciones que incitan al trabajo interior del otro, porque la verdadera comprensión  proviene es ese trabajo y la experiencia internos, no solo de la comprensión intelectual, potencialmente superficial y sin sustento personal real.

Por eso la lucha por adquirir conocimientos es una parte valiosa del proceso de aprendizaje, al que le es constitutivo la disciplina, la perseverancia y el aprecio por lo adquirido: un sacrificio sincero y realizado gradualmente a lo largo del tiempo que implicaría un proceso transformador de autoobservación y conciencia física y emocional que va más allá de la adquisición intelectual, todo ello necesario para integrar el conocimiento en el ser genuino. El libre acceso podría trivializar ese esfuerzo transformador al dar el conocimiento masticado y con cuchara, desalentando el acto personal necesario de luchar activamente por él. De ahí la promoción a que la responsabilidad de la adquisición de conocimientos recaiga en el individuo, en su trabajo activo de buscar y comprender, independientemente de las circunstancias externas, abriéndose paso en la maraña de discursos supuestamente equivalentes (en su sentido etimológico: no de similitud o identidad, sino de que “valen” lo mismo) y que conviven en suspensión coloidal en la semiósfera digital.

Así que seguiré quizás, mientras lo sienta, sembrando, dispersando semillas, confiando en que alguna o algunas caigan en el lugar adecuado. “Una sola semilla puede cubrir de verde a un planeta”, decía Osho : es en mí lo más parecido a la esperanza, que nunca fue mi fuerte, pero sí el apostar a construir un futuro mejor. Si equivoco el camino, pido desde ya disculpas: no sé obrar de otra manera. Pero lo que tenga de valioso para decir o para dar, ahí va, de nuevo y como tantas veces:  PUBLICO Y GRATUITO.

Jerry Brignone

9 de diciembre de 2023

 

Jueves Astrológicos

Cambio de canal

Hay momentos o épocas de la Humanidad en que los cambios ocurren a ritmo más rápido, sino vertiginoso. Aunque, convengamos, que a quienes se sienten inseguros con lo nuevo y tienen una particular valoración por lo conocido, cualquier época les parecerá demasiado apresurada y signada por cada mínima alteración de su panorama habitual.

Congreso Internacional de Astrología – Atenas 2011
Presentación del film astrológico ‘Bomarzo 2007’, Bomarzo, Italia

En mi caso particular, y pese a la clara certeza de sus beneficios, creo compartir con una mayoría una cierta extrañeza o desconfianza ante el aluvión de nuevos canales de comunicación entre los seres humanos que nos brinda día a día la tecnología. Atontado por las novedades, por la certeza de lo efímero de ciertas modas, y por no tener la confianza que da el hábito o que da una edad en la que cualquier lenguaje se aprende como una lengua madre, me resisto un poco a lo desconocido; y me voy amigando luego con algunas de sus manifestaciones. Despacito, como el Principito y el lobo.

Traduciendo a Nick Campion, Bauen Hotel, Buenos Aires 2011
Presentando libros de Tito Maciá, Buenos Aires 2004

Más de un pensador (me viene a la mente La semiosis social 2 de Eliseo Verón) ha reflexionada sobre cómo cada nuevo soporte para la comunicación determinó cambios radicales en nuestros hábitos, nuestra cosmovisión y nuestra identidad: la invención de la escritura, del alfabeto, del pergamino, del papel, de la imprenta, del telégrafo, del teléfono, la radio, la televisión, las computadoras, Internet, los celulares, las redes sociales…

Los astros de Mirta Gontad, Bolsa de Comercio de Buenos Aires 2012
Conferencia en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura del Gobierno de la Ciudad de Bs As 2010

 

Mis canales

De muy chico comencé a comunicarme con la música y la escritura de ficción, luego de adolescente con el teatro y en mi primera juventud con la enseñanza, particularmente de la astrología. Ninguno de los nuevos canales desplazó completamente a los anteriores, pero acercándose hace unos treinta años la edad del primer regreso de Saturno a su lugar natal, que los astrólogos solemos asociar con una mayor vivencia de maduración y sentido de compromiso, sentí que además de opinar con responsabilidad, debía empezar a hacerme más cargo de mi experiencia, mis saberes, mis dudas y mis certezas, y apelar a caminos más públicos, como las instituciones, la radio, la prensa escrita, la televisión abierta y por cable, los congresos y sus interacciones, ponencias y papers, y las conferencias. En muchos casos me sentí obligado a esta mayor exposición pública sólo para darle mayor sustancia y autoridad a plagios de discursos o hallazgos míos que yo había prodigado y desperdigado despreocupadamente durante años en ámbitos más resguardados como docente.

Xul Solar, Borges y la astrología, Centro CCK Buenos Aires 2016
Presentación libro del Diputado Sobrino Aranda, Feria del Libro 2005

Las conferencias, ligadas a lo institucional y los congresos, fueron antesala de los libros y de las redes sociales. Y como cualquiera, me apoltrono. O trato. Pero la realidad suele ser juguetona y traviesa, y hace unos pocos años terminé de dar cuenta, en forma completa, cabal y en todo mi cuerpo, de cómo la poltrona institucional de la astrología se me había convertido no sólo en una trampa o una cárcel, sino también en una silla eléctrica. Donde, de más está decir, la historia ha testimoniado la muerte de tantas víctimas inocentes de un orden corrupto y precario.

Liberado de esa silla de lo institucional por mano propia y de los Hados, recuperé en la astrología el contacto intimista de la consulta o la clase individual o de grupos reducidos que me sugiere las iniciaciones en los cultos mistéricos (de ahí Nueva Delfos). Y en obras de teatro de cámara (de paso, con esos mismos temas) o en el clima mágico de la intimidad de la cabina de la radio. Y todo pese a  -o incluso gracias a-  la pandemia.

Ponencia, Congreso Ibérico de Astrología, Barcelona 2011
Congreso Internac. de Astrología SINARJ, R. de Janeiro 2008

 

El regreso de Saturno

Inicié este blog creyendo que la escritura periódica iba a ser otro canal plausible de expresión y comunicación, en donde pudiera explayarme en mi propio estilo y sin responder a la brevedad e impacto inmediato a la que apuntan las redes cada vez más populares. Pero mi perfeccionismo y las horas de preparación semanal que dedicaba a la radio desde hace siete años, llevó a que fuera abandonando este espacio.

Curso cuatrim. ‘Textos astrológicos griegos s. I-IV’, FFyL – UBA  Univ. Buenos Aires 2013
Jornada Interuniversitaria, Embajada de Grecia, FFyL- UBA 2018

Ensayos de prueba y error, hace unos pocos meses inicié un experimento que creía que daría cuenta de aquella pluralidad de cosas que me conmueven, me convocan y me entusiasman, un ciclo de videitos de muy pocos minutos que intitulé #jerryunminuto, pero la energía que me significaba la preparación de cada uno no guardaba proporción con los resultados ni el sentido de la cosa, así que lo abandoné muy pronto, de un modo muy similar a lo ocurrido con este blog.

Astrodrama, Canal 9 TV Abierta, Atenas 2016
Astrología, El espejo celestial, C. Infinito 2003

Estoy en la época del segundo regreso de Saturno a su lugar natal. Por la pasión que me unió y me une con la astrología y la larga experiencia que me siento obligado a compartir, me estoy abocando a hacerlo en forma adecuada a mi estilo y los contenidos. El aceleramiento de las transformaciones y nuevas propuestas comunicacionales es paralelo y causa de las pruebas de ensayo y error que acabo de referir. Y esta semana creo que se dio un acierto, el tiempo dirá.

Programa Creencias, Canal Infinito 2005
Las palabras y las notas, FM Aprender 2014

 

Jueves astrológicos: un brindis por el cielo

Inauguré un ciclo quincenal de conferencias–clases abiertas de dos horas sobre Astrología gratuitas a distancia online en directo por Zoom y que desde el día siguiente están disponibles en la forma de podcast de libre acceso en YouTube. Tuvo muy buena respuesta y me siento muy cómodo, porque pude por fin aunar el concepto de red social con el “formato conferencia” al que estaba tan acostumbrado (desde 1990 y hasta la fecha he dado 134 conferencias públicas, a lo que desde luego hay que sumarle literalmente miles de horas de clase en más de tres décadas) y que no me inhibe en el desarrollo de los contenidos ni me supone tanta autoexigencia en las formas, porque es más relajadamente informal.

Clase Abierta, F. Filosofía y Letras – Universidad de Buenos Aires 2021

Muchos de los temas son contenidos que ya volqué en mis dos libros, pero como pareciera que ya nadie lee, o en todo caso no estudia leyendo, este nuevo formato acerca conceptos muy útiles y los vuelve a hacer accesibles. Otras cosas muy interesantes que compartí reiteradamente en clases, hace años o más recientemente, no habían ido al papel. Y otras son búsquedas y hallazgos más recientes, menos conocidos, y confío en que este nuevo canal va a propiciar su conocimiento y desarrollo.

La cita es el primer y tercer jueves de cada mes en horario vespertino de Buenos Aires. Abrí con un tema muy general, bajo el título “La astrología del siglo XXI, ¿qué está pasando?”. Las señas de los títulos y contenidos de las otras conferencias-clases abiertas, así como de los canales para poder participar de cada conferencia en directo o para tener a mano el podcast en Youtube, se encuentran en el sector de mi sitio web dedicado al tema y al que se accede en el siguiente  LINK.

Aquí termino. Mi escritura de hoy salió tan extensa y poco cuidada como iba surgiendo. Quizás un blog debería ser así y no me lo permito por la neurosis de la autoexigencia, la inseguridad y el autoboicot. Pude haber dicho en un breve párrafo, con menos preámbulo: “¡Hola, empiezo el ciclo gratuito #juevesastrologicos!” y el link y listo. Pero bueno, como suelo decir, nunca tengo una idea muy clara de por qué hago lo que hago. Puedo creer tenerla, pero de la creencia a la verdad de los hechos, hay un largo trecho.

Espero que nos veamos pronto. Literalmente.

La invitación está cursada.

#JUEVESASTROLOGICOS

 

Un festín neoplatónico

Dante y Beatriz en el Paraíso (La Divina Comedia, ilustración de Gustavo Doré)

Larga pausa de nuevo desde mi última publicación, esta vez por haber estado abocado en exclusiva a la preparación de un espectáculo teatral que estaba pergeñando desde hace veinte años, curiosamente cuando al mismo tiempo abandonaba mi carrera profesional como actor y director para dedicarme a cuestiones académicas.

La obra Memorias de Juliano (esto es un link a información siempre actualizada de funciones) refiere a un emperador de cualidades extraordinarias que tuvo un rol protagónico en un momento de la humanidad igualmente extraordinario, cuando el antiguo pensamiento griego y diversas escuelas religiosas e intelectuales orientales se sintetizaban en una corriente filosófica que se subía a los anchos hombros de Platón para darle un sentido integral a la existencia, y que por ello se llamó Neoplatonismo.

Plotino (siglo III d. C.), pensador emblemático del Neoplatonismo

Y aunque esa corriente era un continuum ininterrumpido preexistente a Platón mismo, en el siglo de Juliano se jugó la disyuntiva de si se expresaría en un politeísmo abarcativo y tolerante, o si tomaría la forma de un monoteísmo excluyente de otras alternativas, como finalmente ocurrió con el cristianismo. Porque al Neoplatonismo le es esencial la idea de la coexistencia de la noción de la Unidad con, al mismo tiempo, la de la pluralidad, y si bien en él ambos polos nocionales no son vistos en una tensión polémica, era previsible que en su materialización social ciertos poderes e instituciones tomaran partido.

Rafael Sanzio – La disputa del Sacramento

No hay forma de dimensionar adecuadamente la importancia que tiene el Neoplatonismo para comprender las bases de nuestra sociedad, de nuestro pensamiento y de nuestros productos culturales. No sólo está en las raíces del cristianismo, sino también de aquello que llamamos esoterismo u ocultismo (hace un año dicté en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires junto a Damián Pereyra y la participación del Dr. Pablo Ubierna, la Dra. Gabriela Müller y el Pbro. Agustín Costa como docentes invitados un curso cuatrimestral intitulado ‘La matriz helenística del esoterismo occidental’ que daba cuenta de esto), hasta llegar a la New Age, y en múltiples pensadores y artistas que a lo largo de dos mil años conforman una cadena también ininterrumpida que tiñe y moldea muchas de nuestras percepciones. Lo sepamos o no, nos guste o no, estemos de acuerdo con ello o no: está.

Mandala tibetano

Por afinidades personales, el Neoplatonismo tuvo un lugar de privilegio en el programa de radio Las palabras y las notas que llevo adelante desde hace cuatro años y medio, y tuve la suerte de contar como invitados con académicos especialistas reconocidos en esta temática a nivel internacional, así como con artistas muy cercanos a esa perspectiva. En este post concentro las referencias a algunos de esos programas con sus respectivos links subrayados en negritas al audio online o para su descarga, para que quien quiera escuchar alguno o alguno de ellos, los tenga a mano. La cantidad puede parecer excesiva, pero quise dar cuenta de lo que hubo. De hecho, el conjunto de todas las emisiones habidas y cada una de ellas plantea una diversidad mandálica que es propiamente neoplatónica, y dejé varios programas afuera en donde de un modo u otro se había rozado el tema o estuvo ese “clima” pero no era un eje protagónico. En mi descargo, en estas semanas escuché nuevamente todos (sic) los 45 programas que refiero en esta publicación. Por eso quizás también quede claro por qué no escribo seguido: no me sale hacer un post como quien sopla y hace botellas.

Rafael Sanzio – La Escuela de Atenas, sínodo de todos los grandes pensadores de la Antigüedad

Comienzo por el más reciente, el programa 228, en el que participó la Dra. Claudia D’Amico, filósofa especializada en el Neoplatonismo medieval que ha hecho muchísimo por la concientización de la importancia de esta corriente tanto aquí como en el resto del mundo de habla hispana, particularmente con la obra de Nicolás de Cusa. Poco antes, en el 214, el invitado fue el Dr. Ezequiel Ludueña, también profesor en la cátedra de Filosofía Medieval de la UBA, conocido por sus trabajos sobre Escoto Eriúgena y su traducción del Banquete de Platón. Y en el 107, la Dra. Gabriela Müller, docente de Sánscrito y Filosofía Antigua en esa universidad, que profundizó especialmente en los antecedentes del Neoplatonismo en la obra de Numenio de Apamea.

Rafael Sanzio – La boda de Eros (el Amor) y Psique (el Alma) entre los dioses del Olimpo

También hablamos directamente sobre el tema en el programa 65 con el humanista Damián Pereyra, con quien en el 150 nos dedicamos más específicamente el Hermetismo, una forma compleja y específica que adoptó el Neoplatonismo durante siglos. El politeísmo, al cual dediqué el 208, es el marco en el que se movía esta corriente filosófica antes de la hegemonía cristiana, y es el sistema religioso que intentaron reinstaurar Juliano y mil cien años después Pletón, a quienes dediqué el programa 194, emitido desde Atenas.

Fra Angelico – La coronación de la Virgen

El mundo de Bizancio, es decir del medioevo cristiano grecoparlante instalado después de Juliano, es el tema principal abordado por tres distinguidos especialistas: el filólogo Dr. Pablo Cavallero en el programa 39, académico estudioso de la hagiografía paleocristiana, el historiador Dr. Pablo Ubierna en el 70, medievalista enfocado en el Mediterráneo oriental, y en el 25 el Lic. Igor Andruskiewtisch, Presidente de la asociación argentina de cultura helénica Cariátide, experto en el mundo Ortodoxo, particularmente el ruso. En esa línea ortodoxa también se detuvo mucho en el 57 el Lic. Giorgos Pappas, Consejero para América Latina del Ministerio de Educación y Culto de Grecia, así como en el 131 el docente de griego moderno Prof. Sabbas Rousalis.

El ascenso del alma por las esferas planetarias

Y el clima tan espiritual, entre pagano y cristiano, de la Pascua fue el tema del 27, el viaje neoplatónico del alma en la figura del peregrino el del 87, y la conversión religiosa – otro tránsito del alma insito a las mediaciones y traslaciones neoplatónicas – el del 30, mientras que en el 22, se abordó la temática del destino, central al componente estoico del neoplatonismo.

El destino, tema inquietante central a la práctica de la astrología, que tuvo en Argentina a su primer practicante conocido en el – qué duda cabe – neoplatónico genial Xul Solar, del quien hablamos con la directiva del museo dedicado a él, Teresa Tedin, en el programa 114. La creación de la astrología que conocemos es contemporánea a la del Neoplatonismo, y el uno y el otro se comprenden mutuamente. Por eso no es casual que el de esa filosofía fuera el clima que impregnara las visitas de Emma Cacioni, fundadora del Centro Astrológico de Buenos Aires (CABA) en el programa 29, Alberto Chislovsky en el 21, Ana Lía Ríos en el 154, Juan Saba en el 125 y el griego Dimitris Koronakis desde Atenas en el 199. También la artista plástica Mirta Gontad considera la astrología, y en sus participaciones de los programas 176 (especialmente centrado en el misticismo) y el 16, tuvo una presencia importante el sufismo (así como en los que nos visitó Pereyra, ya referidos), la rama mística del Islamismo tan teñida de Neoplatonismo, que también estuvo presente en la visita de otro artista plástico, Roberto Plate, en el 13, y en una veta similar pero más ligada a extremo Oriente, en la del artista estadounidense Stevens Vaughan en el 26, mientras que en el 68, del artista Juan Doffo (en el único programa hasta la fecha cuyo registro se perdió por razones técnicas pero que pude reconstruir parcialmente a posteriori), también ahondamos en estas consideraciones.

Hieronimus Bosch – Ascenso del bendito al Paraíso

E igual que en casos anteriores, sin necesariamente referirnos en forma explícita al Neoplatonismo, la espiritualidad y religiosidad desde una perspectiva sensible o estética (recurrentes en ese pensamiento) también estuvieron en la visita del ex Secretario de Culto de la Nación, Dr. Norberto Padilla en el programa 46, la del Pbro. Agustín Costa en el 40, el musicoterapeuta Lic. Santiago Buzzi en el 106, el psicodramatista Dr. Carlo María Menegazzo en el 151, la yoguista Dra. Marian Vilariño en el 86, el docente de hindi Gaurav Bhalla en el 115, el musicólogo Prof. Ramiro Albino en el 171, el coordinador de La Abadía, Lic. Miguel Frías, en el 167 y el cineasta Alejandro Saderman en el 127.

Quema de brujas en el Renacimiento

La luz, metáfora positiva recurrente del Neoplatonismo, al encontrarse con algo lo ilumina. Pero al mismo tiempo se proyecta una sombra, y cuanto más intensa la luz, más intensa la sombra. En muchas ocasiones la natural llamada hacia el espíritu y la religiosidad fue utilizada para la manipulación, expoliación y destrucción de otros seres humanos. Como en algunos sonados casos de posesión demoníaca y caza de brujas brillantemente abordados por el arte como reflexión social en el programa 163, incluida la más famosa novela de Umberto Eco en el 183, la así llamada por Wilhelm Reich peste emocional en los casos de posesión colectiva, como el nazismo y similares, en el 177, y dos víctimas de esa peste: Pier Paolo Pasolini, con su cine henchido de inquietudes místicas, a quien está dedicado el programa  94, y Sócrates, a cuya muerte dedicamos un programa con el filósofo Prof. Carlos Bustos en la emisión 149.

La Acrópolis de Atenas – El Partenón

Aunque el Neoplatonismo está tan presente en muchas manifestaciones del cristianismo latino y germánico, del sufismo islámico, de la cábala hebrea y en tantas corrientes filosóficas, esotéricas y artísticas de Occidente, siempre son visibles sus raíces griegas, por lo que transitar por Grecia y el mero referirnos a ella ya es un inicio de acercamiento. Está presente en casi todos los programas, a veces invadiendo la emisión toda. Y en algunos casos estuvo muy presente ese feeling neoplatónico que quise retratar con este post y en esos programas con música, palabras y encuentro humano, en la primera visita del Prof. Carlos Bustos en el 31, el homenaje a la ciudad de Atenas en el 204, aquel otro muy sentido a Grecia, en el primer aniversario del  programa, recién llegado del país, en el 52, o en la poesía de Constantino Cavafis, a la que dedicamos el 19, y de las poetisas griegas, una de las especialidades de la Prof. Nora Schamó, en su visita en el 105.

Los Sephirot del Árbol de la Vida y la Cábala hebrea

Esta vez mi publicación no fue narrativa, descriptiva o reflexiva, sino una pura mediación, movimiento del alma buscando comunicar contenidos que siento más que valiosos. Que es la pulsión que anima el programa mismo todos los sábados y que pervive y mora ahí, siempre disponible, en su archivo virtual. Ahora la abundancia agrega nuevos derroteros los domingos en esas Memorias: una continuidad emanativa que es siempre entusiasmo y celebración.

Santuario de Delfos

Jerry Brignone, 18 de marzo de 2019

 

El tzatziki, la Cámpora, el acordeón y el Partenón

Cuando fui hace 22 años por primera vez a Grecia, descubrí el tzatziki, una salsa/ensalada de pepino, ajo y yogur que me enloqueció y que traté de aprender de las mejores cocineras, restaurantes y tías incluidas. A la vuelta consideré seriamente fundar una religión alrededor de eso y me enteré por sitios web que otras personas en el mundo habían pensado lo mismo. Les enseñé a mi madre y mis hermanas y mis sobrinas la receta, quienes ahora lo preparan mucho mejor que yo y en mi familia todos son fanáticos.

Mi madre le enseñó a una empleada doméstica suya que también se fanatizó, y que al mismo tiempo trabajaba para un alto (…) directivo de La Cámpora del barrio, ése que anduvo con la griega bardera y bailó por un sueño. Todos los domingos los muchachos de la cúpula de la agrupación se reunían en su casa para chupar y morfar mientras debatían sus negocios y temas de militancia. Y se hicieron todos fanas del tzatziki de esta señora, que le pedían siempre que hiciera para comer como dip, cada vez más y más mamados.

Todo esto antes de la caída en desgracia de la desgraciada agrupación en nuestro generoso y tan desagradecido país. ¿Efecto causal, casual? Cada uno de nuestros actos tiene consecuencias realmente insospechadas, apenas hace unos días me enteré del efecto patriótico de mi encuentro fortuito y destinal con el tzatziki. Y me nace decir, como dicen los helenos: ZITO I ELÁDA!!! (¡¡¡Viva Grecia!!!).

Su pasado, testimoniado en sus ruinas ahí presentes sigue siendo fuente de inspiración y de construcción artística y política para el presente, y se sigue expresando en cosas tan aparentemente triviales como el tzatziki, cuando no en un instrumento de tan baja alcurnia como el acordeón.

No lo toco (literalmente y en todo sentido) desde hace muchísimos años, pero dos colegas griegos, Mary Galanou y Dimitis Koronakis, me propusieron grabar una entrevista de una hora y media en griego sobre las muchas cuestiones astrológicas que rodearon y rodean la realización de la película que filmé en Italia hace once años ‘Bomarzo 2007’, basada en la ópera de Ginastera y Mujica Lainez.

La conversación la llamaron “Simposio astrológico” y la hicimos mientras comiendo ricas cosas marinas griegas (desde luego, con tzatziki), en una taberna frente al templo de Hefesto, al lado de la Acrópolis. Y para darle más aire argentino, me invitaron a tocar ‘La cumparsita” en un acordeón que había a mano, y lo hicimos con el Partenón como fondo, mientras pasaba la gente.

Como hace tanto tiempo no tenía contacto con el instrumento, la cosa suena muy accidentada, no tan bonita como me salía hace años, pero… si uno no se da algunos gustos y no aprovecha las oportunidades que le va dando la vida, realmente es un boludo. Esa palabra tan argentina. Y sino, pregúntenle a los chicos de la Cámpora.

Jerry Brignone, 19 de agosto de 2018